En ocasiones, las personas nos acomodamos en ciertas situaciones que controlamos o nos hacen sentir bien. Puede que en un principio alguien se marque un objetivo y durante el proceso, cuando observa que domina la situación, sufra inconscientemente un estancamiento que limite su evolución. Si te sientes desmotivado, frustrado o la actividad que practicas ha dejado de ilusionarte como lo hacía, plantéate si tal vez estés necesitando un cambio. Hoy te contamos por qué salir de tu zona de confort deportiva es una buena idea. ¡No te lo pierdas!

Consecuencias de estancarse en la zona de confort

Estancarnos en una circunstancia que dominamos, puede hacernos sentir tranquilos o calmados de primeras. Controlamos la situación, nos sentimos cómodos y sabemos que es poco probable que algún imprevisto nos haga tambalearnos. En un inicio podemos creer que es ahí donde queremos estar o, a veces, es tan inconsciente que ni siquiera reflexionamos acerca de ello. Nos dejamos llevar por la inercia del día a día y creemos que todo está bien. Sin embargo, llega un momento en el que la frustración o el desánimo llegan a nuestra rutina y nos hace sentir que algo no va bien. ¿Por qué si me sentía bien con mi rutina, ahora no me satisface? Tal vez debas salir de tu zona de confort deportiva.

Especialmente cuando la persona tiene inquietudes y ambición por superarse y ser mejor, estancarse y dejar de experimentar no es una buena idea. Si bien es cierto que las cosas hay que tomarlas con calma, paso a paso y escuchando las propias necesidades, hacer que el miedo o la incertidumbre frene es un error. Por supuesto habrá momentos en los que permanecer en la comodidad sea una idea excelente y necesaria para el bienestar y la recuperación, pero si esto provoca temor a seguir avanzando, más vale estar alerta. Por supuesto, todo ello desde la comprensión y la amabilidad con uno mismo, nunca con una excesiva autoexigencia ni dureza.

Mantenerse en la zona de confort, tanto en el ámbito deportivo como en otros, puede afectar a cualquier persona. Ya sea gente que se inicia en una actividad, como personas superexperimentadas. Cada uno tiene su propia zona de confort particular y lo que para unos puede ser un gran atrevimiento, otros hace tiempo que lo dejaron atrás. Por ello, es muy importante no compararse y entender que debemos observarnos, escucharnos y asumir nuestros propios tiempos.

Razones para salir de tu zona de confort deportiva

La posibilidad de descubrir nuevas experiencias que, seguro, nos reforzarán y nos permitirán seguir creciendo como deportistas y como personas.

Poner a prueba las propias habilidades y capacidades de afrontar nuevos retos, resulta muy motivador y aumenta el entusiasmo.

Nada como enfrentarse a situaciones, actividades, retos desconocidos para ser conscientes de la gran fuerza que poseemos y seguir desarrollando la autoestima y el amor propio.

La opción de descubrir nuevas actividades, rutinas, ejercicios, personas, métodos de trabajo… ¡Hay un mundo ahí fuera por descubrir!

Plantearte nuevos retos que hasta ahora, por muy profesional que seas, hayan podido ser desconocidos para ti. ¡Ponte a prueba!

Convertirte en aquello que siempre has deseado ser pero que era imposible alcanzar por cuestión de prejuicios, miedos o inseguridades. Solo hay una vida, ¡vívela!

Adquirir una mayor confianza, erradicar miedos y viejas creencias, descubrir capacidades que desconocías, aumentar la flexibilidad o aportar emoción a tu día a día, son otras de las ventajas de salir de la zona de confort, deportiva o no.

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