El equilibrio es un aspecto imprescindible para el normal desarrollo de las actividades cotidianas. Asimismo, es fundamental para la práctica de cualquier actividad deportiva. Una buena capacidad de equilibrio protege las articulaciones a través de una correcta postura corporal, reduce el riesgo de sufrir lesiones por caídas y mejora notablemente el rendimiento deportivo. Hoy te hablamos de 3 ejercicios para trabajar el equilibrio y la estabilidad.

Muchas veces prestamos atención al trabajo de nuestro cuerpo a nivel muscular, cosa que es fundamental para una buena salud y condición física. Sin embargo, aspectos como la coordinación, la velocidad de reacción o la estabilidad y el equilibrio son los grandes olvidados. Por ello, es muy importante actualizar la rutina e incluir ejercicios de carácter funcional, que permitan una mejora en las capacidades básicas para desempeñar nuestras tareas con normalidad y seguridad.

En el ámbito deportivo, el equilibrio juega un papel fundamental para el desempeño eficaz de cualquier actividad (correr, ir en bici, patinar…). Y es que este, más allá de ser nuestra herramienta para sostenernos, nos permite mejorar la agilidad, prevenir caídas y lesiones o realizar movimientos fluidos, entre otras. Requiere de cierto entrenamiento específico para mantenerlo en óptimas condiciones y convertirlo en un auténtico aliado con el paso del tiempo. En este sentido, trabajar el core y fortalecerlo, nos dota de una mayor estabilidad ya que este actúa como centro. Disponer de un núcleo corporal fortalecido, nos permitirá mejorar nuestras capacidades de forma muy eficiente.

3 Ejercicios para trabajar el equilibrio

Hazte con un balón medicinal y permanece de pie con el balón entre las manos. Alarga hacia delante los brazos sin bloquear del todo los codos. A continuación, eleva la pierna derecha hacia atrás y, al mismo tiempo, baja el torso hasta tocar con el balón en el suelo. Recupera la postura inicial y repite con la otra pierna. Lo ideal es que la pierna y el tronco dibujen una línea recta y se muevan como si se tratara de una única pieza.

De pie, toma una respiración profunda y eleva el pie derecho colocando la planta del mismo sobre la pierna de apoyo. Para empezar, puedes situarla sobre el tobillo y conforme vayas adquiriendo confianza subirla a la altura de la rodilla o más arriba. Descubre tu cuerpo y observa las sensaciones. La rodilla apunta hacia el lateral. ¿Quieres añadir dificultad? ¡Cierra los ojos! Es muy importante que mantengas la musculatura activa para que esta trabaje en profundidad.

Hacer la plancha a diario fortalece el core en profundidad. Atrévete con las planchas laterales. Para ello, solo tienes que girar el cuerpo desde la plancha clásica y dejar el apoyo sobre una de las manos. El otro brazo debe permanecer alargado hacia el techo. Recuerda la importancia de mantener activo el cuerpo en todo momento. Hacerlo de forma pasiva no te aportará grandes resultados.

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