La práctica de running es excelente por muchos motivos. Quienes están habituados a ella saben que reporta unos efectos físicos y mentales que no se pueden comparar. Y es que la sensación de bienestar posterior a la carrera ¡es única y adictiva! Sin embargo, dónde practicarlo también cuenta a la hora de adquirir unos resultados u otros. ¿Correr por montaña o en asfalto? Hoy desgranamos cada una de las opciones y descubrimos la respuesta.

Cuando hablamos del running, solemos imaginar de forma inmediata la práctica sobre asfalto y, sin embargo, hay diferentes opciones. El “trail running”, que es como se denomina a correr por la montaña, está cada vez más extendido popularmente. Sus beneficios son muy amplios y las sensaciones que transmite pueden llegar a ser todavía más intensas que el running urbano. Vamos a ver las ventajas de cada una de las prácticas para poder extraer conclusiones más firmes.

Aunque la mayoría de corredores se inician en asfalto, pronto descubren que hay mundo más allá de las calles. Si conectarse con la naturaleza ya tiene un sinfín de efectos positivos sobre nuestro cuerpo y nuestra mente, trasladar a ese escenario el hábito de correr puede dar lugar a numerosas ventajas. El asfalto suele quedar limitado cuando el deportista apasionado busca expandirse y sacar todo el partido a la carrera.

¿Correr por la montaña o sobre asfalto?

Comodidad

En asfalto

Correr sobre asfalto puede resultar verdaderamente cómodo cuando lo comparamos con otras prácticas. Y es que no hace falta más que equiparse con ropa deportiva y zapatillas adecuadas y lanzarse a la carrera. En función del nivel del runner, incluirá aparatos más sofisticados o se trabajará más o menos las rutas. Pero en grandes rasgos es relativamente cómodo.

En montaña

Cuando trasladamos la carrera a la montaña, conviene equiparse de una forma más específica, contando con la posibilidad de que surjan ciertos contratiempos. De esta manera, siempre se recomendará llevar encima el móvil, algún snack y bebida o alguna prenda deportiva adicional por si cambiara la temperatura en ruta.

Seguridad

En asfalto

Cuando corremos en calles o carreteras, difícilmente podemos encontrarnos con contratiempos salvo que el pavimento se encuentre en malas condiciones. Por lo tanto, suele ser una forma segura de realizar la actividad. El riesgo de lesión será el propio del impacto pero no es frecuente encontrarnos con dificultades técnicas en condiciones normales.

En montaña

Algo característico de practicar “trail running” es la sorpresa en el terreno, los desniveles y la necesidad de adaptar el ritmo a las condiciones del suelo que pisamos. Esto obliga a mantener la concentración a raya y a estar pendiente de cada una de las pisadas. Los riesgos de torceduras, caídas u otros tipos de lesiones, puede incrementarse ligeramente.

Sensaciones

En asfalto

Aunque correr reporta sensaciones positivas de por sí, hacerlo en carretera puede acabar resultando algo monótono. Es por ello que muchos corredores que se inician en este lugar, acaban buscando otras opciones que presenten una mayor dificultad y les suponga un reto mayor. No obstante, practicar running, sea donde sea, se traduce en bienestar, liberación de estrés y tensión, pensamientos positivos y posterior descanso de calidad. ¡Éxito asegurado!

En montaña

Como decíamos, la naturaleza es alimento para nuestros sentidos y es por ello que puede catalogarse como una auténtica medicina para muchos males. Correr por la montaña pone a prueba las capacidades, tanto físicas como mentales. Obliga a adaptarse a los contratiempos y a superarse cada día. Permite escuchar el sonido ambiente, respirar aire puro y deleitarse con escenarios maravillosos. Podemos decir que correr por la montaña añade beneficios a los ya existentes.

Entrenamiento al correr por la montaña vs. asfalto

Correr es uno de los deportes que consume un mayor número de calorías y que permite la activación muscular general. Por lo tanto será un entrenamiento efectivo con independencia el lugar en el que se practique. Sin embargo, podemos asegurar que en una velocidad constante, correr por la montaña presenta una quema de calorías superior al asfalto. Y es que obliga, no solo a realizar cambios de ritmo constantes, sino a adaptarse a los desniveles naturales del lugar. Por ello, hay picos de intensidad más elevados que puede clasificar esta actividad como un verdadero HIIT.

Y ahora que ya sabes a grandes rasgos lo que aporta cada una de las dos opciones, eres libre de decidir. Por nuestra parte no podemos decantarnos por ninguna, ya que ambas son geniales y efectivas en función de la personalidad, las circunstancias y las necesidades individuales. Y tú, ¿eres más de montaña o de asfalto?

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